13 de marzo de 2011

Nadando en la tinta

Cuando me gritás,
me cerrás la puerta en la cara
y yo no puedo hacer más que guardarme esa
lágrima.
Huyo a la noche,
busco la pluma y la hoja y
exploto.
Desato el nudo de mi garganta con palabras.
Allí queda plasmado,
con vocablos tartamudos,
el grito que nunca pegué.
Allí quedan grabadas las lágrimas,
que no lloré.
Y así siento esa satisfacción de haberlo dicho
de algún modo,
y vuelvo a buscarte
para que me grites otra vez
y nadar
por siempre
en la tinta.