1 de diciembre de 2013

Paseo

La calle está que suda humedad.
Por las tapas de las alcantarillas
sube humo caliente y denso.
Paso tras paso
entramos en la neblina
y en la oscuridad de los faroles
amarillentos del Centro.
Lo único que puede acompañarnos
en este momento
es la soledad de un lugar que
de día retumba y de noche
se vuelve desierto.
Se escuchan a lo lejos
como susurros
risas y llantos mezclados.
Y entre medio nos cruzamos
con los personajes que viven
en la medianoche
-o que nunca duermen-
Pero no vemos personas
sino siluetas, sombras que pasan.
Un hombre toca la flauta
vestido de blanco.
Es el ángel de la madrugada.
Creo haberlo visto
con la misma flauta y la misma ropa
otro día a las tres de la tarde.
El cemento está lleno de gotas de sudor
y podemos ver en el aire
la densidad de la noche
a cara lavada.

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